Hola a todos:
A la vuelta del funeral por nuestro compañero de 1º Angel García Monedero, leí, por casualidad, una frase de Oscar Wilde: "Esto no es un ensayo general, señores; esto es la vida". Y pensé en todo este asunto de nuestra situación en la vida.
Cuando estábamos en activo, deseábamos llegar a la jubilación para poder cumplir todos nuestros muchos y grandes planes pendientes aunque estuviesemos tirados en el sofá sin hacer nada.
A veces la vida nos juega malas pasadas y no podemos hacer realidad nuestros grandes deseos pospuestos... para cuando me jubile, para cuando ahorre, para cuando se casen los hijos,... Los guardamos cuidadosamente para una ocasión especial
¿Y entre tanto? ¿Nos consumimos en nuestra impotencia por realizar los grandes planes en los que hemos puesto nuestra esperanza de felicidad?
Creo que hay una alternativa: cambiar nuestra mirada y seguir siendo curiosos. La curiosidad y el interés por las cosas y las personas van unidos al gozo de la vida. Pero hay que cultivarlos.
Creo que, los alumnos de la Universidad de la Experiencia estamos en el buen camino.
(Sirva de homenaje a nuestro compañero Angel)
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1 comentario:
En tu entrada actual Pablo, subyace el interés por incitar a disfrutar del presente en toda su magnitud, incrementándolo en lo posible con la ayuda de la imaginación y la curiosidad.
No podemos permitirnos el lujo de aplazar las cosas para cuando......
Tenemos que vivir el presente con alegría, pues vemos con tristeza que retrasarlo hasta la culminación de alguna circunstancia, puede privarnos de satisfacciones.
A menudo convertimos la felicidad en una meta, olvidando que la felicidad es el camino.
Ante despedidas dolorosas de personas conocidas, que no hace mucho compartían con nosotros toda clase de actividades y tenían sus proyectos, que la dureza de la vida trunca, hemos de reflexionar y aplicar nuestro sentido de racionalidad.
Quiero también, que mi comentario sea un homenaje a Angel García Monedero, quien para mí además de compañero en las aulas, lo fué también de trabajo durante 19 años.
Descansa en paz, Angel. Hasta siempre.
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